El futuro no es lo que era… afortunadamente en algunos casos.
En septiembre de 1968 la revista "Boy´s life" publicaba un reportaje sobre cómo serían las aulas de los colegios del futuro. Recordemos que en esa época los cines acogían el estreno de la película de Stanley Kubrick “2001, una odisea del espacio” y el hombre estaba a punto de poner el pie por primera vez en la Luna. Era de esperar que en el futuro (en su futuro) los escolares manejasen computadoras llenas de botoncicos de colores, maquetas de naves espaciales y llevasen auriculares que sonrojarían a David Guetta.
“El colegio informatizado” era el título del artículo en el que la revista, que comenzó a editarse en 1911 como publicación oficial de los Boys Scouts USA (y aún se publica) aventuraba el aspecto que tendrían los colegios unos años más tarde.
Esperemos que cuando publiquen en esta época un artículo parecido tengan algo más de acierto. Se hablaba por entonces de “máquinas de escribir electrónicas” aunque sí se acertaba al describirlas como aparatos conectados de forma remota permitiendo comunicarse a distancia mediante imagen y voz con lecciones interactivas y multimedia en las que el alumno tenía que completar mediante el teclado los tests a que le sometía el examinador electrónico.
Se aventuraba con que en el transcurso de una generación los alumnos tendrían a su disposición salas de visionado de imágenes proyectadas, grabadoras de cinta estéreo y aparatos de televisión conectados.
Según el artículo una de las mayores ventajas de la escuela informatizada sería que ayudaría a resolver uno de los mayores problemas que se presenta a los profesores: la educación individual a cada alumno, algo imposible para los docentes pero tarea sencilla para las incansables máquinas que además pueden adaptarse al ritmo de aprendizajed e cada alumno.
Se intuía una rudimentaria Internet que conectaría a la gente a través de los televisores y las líneas de teléfono, una auténtica visión del futuro puesto que hasta el 29 de octubre de 1929, trece meses después de publicarse este artículo, no se llevaría a cabo la primera conexión nodo a nodo entre las universidades de UCLA y Stanford.
El artículo concluye de forma premonitoria: ” los ordenadores serán caros para aplicarse a la enseñanza durante algún tiempo pero aparentemente están aquí para quedarse. Una próxima generación no podrá recordar una enseñanza sin ellos. Los ordenadores pronto jugarán un papel significativo y universal en la enseñanza, tal y como los libros lo representan hoy día”.
Corría el año 1968… ─[Smithsonian Blogs: Paleofuture]