Cuatro inventos españoles desconocidos que triunfan en el extranjero

Actualidad agosto 19, 2013

Dentro del ecosistema emprendedor español existe un submundo que goza de muy buena salud, aunque de poca visibilidad, con una consecuencia inmediata: las dificultades a la hora de comercializar sus productos.

Se trata de los inventores, una tradición en la que España se ha ganado un puesto entre las grandes potencias del mundo.

En general, este tipo de emprendedores se encuentran alejados de las nuevas tendencias de internet, del universo de las apps y las startups. Más bien, la mayor parte de sus iniciativas entroncan dentro de las distintas ramas de la ingeniería y la mecánica.

En ese sentido, tratándose de inventos muy concretos, el sistema de patentes entra en juego con mucha más intensidad. Mientras las nuevas empresas de internet basan su expansión en modelos de negocio ortodoxos, mediante la acumulación de usuarios o clientes, los inventos necesitan llegar a la gran industria a través de empresas con una notable capacidad financiera para frontar su producción.

En un mundo dominado por poderosas multinacionales, no sólo resulta difícil incorporar en sus procesos de producción un nuevo ingenio, sino que también es posible, si el invento no cuenta con la protección adecuada, sufrir la sustracción de ideas. A continuación, recuperamos cuatro nuevos y desconocidos inventos españoles que, ante el hermetismo del mercado nacional, están encontrando su camino fuera de nuestras fronteras. La internacionalización no es una quimera: es el camino.

TRSI: el retrovisor para los pasajeros de atrás

Aprobada su utilización en España a través de una proposición no de ley -pendiente de la activación desde la Unión Europea-, la primera patente de este invento enfocado a la seguridad vial es de 2007. Se trata de un retrovisor alternativo preparado para colocarse en las puertas traseras de los vehículos, de tal manera que cuando el pasajero salga del coche pueda percibir la posible llegada de otro vehículo y prevenir un accidente.

Ideado por el español Luis Ros, su invento, denominado TRSI, ha recibido ya sendas medallas de oro en prestigiosas ferias internacionales, el salón de inventores de Ginebra y el certamen INPEX 2013, celebrado hace varias semanas en Pittsburgh (Estados Unidos).

De momento, el promotor se ha reunido con decenas de marcas de automóviles y fabricantes en España, pero si éxito. No obstante, ha empezado a ver la luz al enfocar su negocio al exterior. En ese sentido, en Alemania, uno de los principales fabricantes de componentes para automóviles del mundo, Bosch, ya se ha interesado por la patente. Desde China, la firma Qoros, que está preparando su desembarco en Europa de cara a 2014, también ha preguntado por el sistema, y en Estados Unidos, la compañía Tesla, especializada en vehículos eléctricos de lujo, también valora la incorporación en serie en sus modelos.

Pulliter: el sistema para evitar caídas en equitación

La idea, inédita en el mercado, y con varias patentes registradas a nivel nacional y supranacional, comenzó a desarrollarse en la mente del jinete -y también ingeniero- Rodrigo Rodríguez hace cinco años, aunque es ahora cuando está comenzando a salir al mercado.

Se trata del primer sistema inteligente ideado para minimizar las caídas desde un caballo, a través de una tecnología que permite monitorizar los movimientos del animal mediante giróscopos, sensores y distintos tipos de software, liberando al jinete en caso de una eventual caída del caballo para así no quedar atrapado debajo.

Hoy por hoy, en equitación solamente existían soluciones de seguridad analógicas pensadas para amortiguar los golpes, como el casco, los chalecos o el airbag. De momento, la startup, bautizada como Pulliter, como el propio invento, ha probado el sistema durante más de 3.000 horas, y después de la producción de una primera serie de 100 unidades, se preparan para una segunda remesa de 1.000 dispositivos.

Por cercanía, han empezado por el mercado español, donde han establecido contacto con una serie de distribuidores. Sin embargo, son conscientes de que la expansión del proyecto pasa por la internacionalización del producto, tal como han empezado a hacer. Tras participar en la última edición de la feria Equitana, en Alemania, una revista especializada les ha emplazado a organizar un test real. Asimismo, ya han encontrado un distribuidor en Bélgica, el prinicpal mercado europeo del sector junto con Alemania, Holanda y Francia.

Nitrocooler: un sistema de refrigeración ecológico

Lo primero que le preguntan en los salones internacionales de inventores al malagueño Stephane Espinosa, después de ver su máquina, es si es ingeniero, porque su invento implica conocimientos y nociones muy especializadas. No lo es -se considera inventor, como lo fueron su padre y su abuelo-, pero se ha rodeado de ellos para dar forma al sistema que ha bautizado como Nitrocooler, un dispostivo refrigerador que no necesita corriente eléctrica y puede adaptarse a una gran variedad de aplicaciones a la hora de fabricar productos finales.

Aún sin prototipo, debido a la falta de liquidez para la inversión necesaria, los exhaustivos estudios de viabilidad del invento le han bastado para obtener la medalla de oro en la categoría de tecnología especializada en el último salón internacionaql de inventores de Pittsburgh. También para que se pongan a la cola una larga lista de distribuidores dispuestos a comercializar este artefacto refrigerador ecológico alrededor del mundo, desde Canadá, pasando por varios países de Latinoamérica, hasta el mercado asiático.

Mientras en España no es capaz de encontrar un inversor capaz de financiar la fabricación en serie de Nitrocooler, en el exterior ha entrado en contacto con importantes multinacionales, como Coca Cola, que en Estados Unidos ha manifestado su interés por su sistema, o la marca Rives, quienes se han interesado por el dispositivo ecológico de cara a la fabricación de un envase para un nuevo producto.

Tietop: el primer protector de corbatas

La que protagonizan los emprendedores Pablo San Román y Fernando Navarro es una historia conocida. Son los inventores de Tietop, el primer protector de corbatas de un sólo uso, biodegradable y personalizable. Aunque su fabricación se lleva a cabo en España, de momento, tuvieron que lanzar el producto en Estados Unidos para encontrar un hueco en el mercado. Desde entonces, su ingenio ha causado furor entre los norteamericanos.

Hoy por hoy, aunque subiendo, producen alrededor de 700.000 unidades al mes, y han expandido sus canales de venta a otros países como Chile, Uruguay, Portugal, Reino Unido, Rusia, Chipre y Qatar.

Con el registro de varias patentes, tanto a nivel nacional como internacional, su inversión inicial ha alcanzado una cifra considerable, los 30.000 euros, aunque el éxito del producto, y sus posibilidades de convertirse en una moda global, gracias al interés de las empresas, lo han convertido en un artículo interno de merchandising. En España, se pusieron en contacto con compañías como VIPS, Iberia o Pressto. Les dijeron que no había dinero.

http://www.elconfidencial.com

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