Deuda técnica: el reto silencioso de la era digital

Actualidad mayo 8, 2025

La deuda técnica se ha convertido en una barrera cada vez más visible en el avance tecnológico de las empresas. Según el KPMG Global Tech Report 2024, el 57% de los líderes tecnológicos encuestados afirma que sus sistemas presentan fallos cada semana, afectando directamente el funcionamiento del negocio. En España, el estudio recoge la visión de 100 directivos sobre los desafíos de la transformación digital y cómo la deuda técnica impacta en sus decisiones.

¿Qué es la deuda técnica?

La deuda técnica es el coste acumulado por tomar decisiones tecnológicas rápidas que no son sostenibles a largo plazo. Es como construir un edificio con cimientos inestables: funciona al principio, pero con el tiempo, aparecen grietas. En tecnología, estas “grietas” son sistemas difíciles de mantener, actualizar o escalar.

Una preocupación global… y local

A nivel mundial, las empresas se enfrentan a una presión constante por innovar. Esa urgencia puede llevar a elecciones apresuradas que incrementan la deuda técnica. El informe de KPMG revela que muchos responsables de TI están luchando para mantener el ritmo del cambio, lo que agrava el problema.

En España, las empresas invierten cada vez más en herramientas como la inteligencia artificial o la computación en la nube. Sin embargo, muchas aún dependen de sistemas antiguos, difíciles de integrar con las nuevas tecnologías. Esta combinación genera tensiones operativas y estratégicas.

Principales causas de la deuda técnica

Los motivos que generan deuda técnica son diversos, pero entre los más comunes están:

  • Presión por plazos ajustados: Se opta por soluciones rápidas para entregar a tiempo.
  • Falta de requisitos claros: Las decisiones mal fundamentadas desde el inicio del proyecto tienen consecuencias a largo plazo.
  • Diseños pobres: Una arquitectura deficiente complica el mantenimiento y la evolución del software.
  • Código generado por IA sin revisión: El uso de herramientas automatizadas sin supervisión puede introducir errores sutiles.
  • Ausencia de pruebas y documentación: La falta de controles básicos impide detectar errores antes de que crezcan.
  • Sistemas muy acoplados: Cambiar una parte del sistema afecta al resto, dificultando cualquier mejora.

¿Cómo gestionar la deuda técnica?

Controlar la deuda técnica no significa eliminarla por completo, sino aprender a gestionarla estratégicamente. Algunas prácticas recomendadas son:

1. Medir y seguir la deuda: Saber cuánta hay y cómo impacta al negocio permite priorizar.
2. Revisar el código de IA: Asegura calidad y coherencia.
3. Gobernanza y normas claras: Definir procesos sólidos evita errores repetidos.
4. Priorización inteligente: Atender primero la deuda que afecta seguridad o experiencia del usuario.
5. Refactorización progresiva: Mejorar el código poco a poco, sin frenar la operación.
6. Automatización de pruebas: Detecta fallos antes de que escalen.
7. Documentación actualizada: Facilita el trabajo y previene errores futuros.
8. Cultura de calidad: Apostar por buenas prácticas desde el inicio reduce el riesgo.

La deuda técnica no es inevitable, pero ignorarla sí tiene consecuencias. Gestionarla con criterio es clave para que la transformación digital sea realmente sostenible.

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